La infancia de Amélie Bourgeois transcurrió tranquila en Francia entre las playas de las Landas y los verdes campos de Picardy, donde el aire estaba lleno de los dulces aromas del trigo cortado, chaquetas Barbour, tierra, grasa, arena, resina de pino, estiércol de caballo y hierba secada al sol. Su nariz ya estaba viva, bebiendo todo, incluso de forma inconsciente.

Después de pasar 3 años estudiando cosmetología, donde estudió brevemente la fragancia, se dió cuenta de que simplemente tenía que saber más sobre este "concentrado". Más tarde, siguiendo su interés por las fragancias conoció a la fundadora de Cinquième Sens, Monique Schlienger, en 2002. 

Fue aprendiz de Schlienger durante tres años y comenzó a crear sus propias composiciones junto a su colega Anne-Sophie Behaghel. Bourgeois siguió trabajando en Cinquième Sens durante siete años tras el término de su aprendizaje como perfumista.

Una rara habilidad para capturar la esencia de la inspiración detrás de una fragancia en composiciones que evocan y sorprenden en igual medida ha convertido a Amélie en una de las narices más buscadas en perfumería. Su trabajo está muy arraigado en los olores reales del mundo natural, sin embargo, su amplia experiencia en la industria de la belleza le permite refinar con precisión y producir composiciones sensacionales en todo el espectro.

Hoy Amelie es una perfumista independiente: fundó FLAIR -al lado de Anne-Sophie Behaghel-, un servicio de perfumería personalizado. Se inspira en una sensación de libertad que no la abandona.