Originaria de Centroamérica, la planta de vainilla pertenece a la familia de las orquídeas, tiene una forma típica de Liana y crece en los bosques tropicales húmedos. En México la gente solía mezclarlo con el chocolate para obtener cualidades afrodisíacas. Mientras, en Perú y Ecuador las mujeres solían esparcirlo como bálsamo debajo de los brazos y usar las vainas como collares. La vainilla es una especia que nace gracias a un verdadero acto de amor. El proceso de polinización de la flor, inducido artificialmente por el hombre, se denomina en realidad "Matrimonio". Un trabajo sabio y delicado que solo manos expertas pueden realizar y que saca el fruto de la planta.

Existen varias variedades de vainilla, entre ellas, la más vibrante es la vainilla Tahitensis. La fruta madura directamente en la planta sin intervención del hombre, liberando así de forma natural y espontánea las típicas notas cálidas, exóticas y dulces.

El proceso de extracción de materia prima es innovador y moderno. La vainilla de Tahití no se extrae con disolventes, sino mediante un proceso más natural y menos invasivo, conocido como CO2 supercrítico, que conserva todas las facetas aromáticas y la identidad de su perfil natural para asegurar un extracto de alta pureza. Sus cualidades olfativas son únicas. El aroma cautivador de esta materia prima poderosa, embriagadora y exótica da vida a la textura suave y aceitosa de la vaina de vainilla.

Vanille de Tahiti es una sinfonía de notas dulces cálidas, exóticas y suaves. Una vainilla poderosa y envolvente se enriquece con notas florales de ylang ylang y champaka, mientras se cantan notas cálidas de ámbar que se mezclan con almizcle y sándalo.

Notas de salida: Absoluto de Ylang Ylang y absoluto de Champaca.

Notas de corazón: Vainilla de Tahití CO2.

Notas de fondo: Ámbar, sándalo y almizcle.

Perfumista: Gian Luca Perris

Hecho en: Italia