Una exuberante rosa centifolia florece en medio de un corazón radiante de franquincienso  y una neblina nacarada de sándalo. Un suntuoso homenaje al oasis de Al Aqor, donde aún crecen las rosas más raras del mundo.

Acerca de la rosa

Rosa Centifolia

Cultivada en Irán desde el reinado de Sargón I en el 2500 a. C., la rosa se convirtió en un símbolo universal de belleza y feminidad. Como la flor de Afrodita, Lakshmi y la Virgen María, desde muy temprano se intentó extraer su delicada fragancia. En China y en Arabia, sus virtudes analgésicas, antimicrobianas y neurotónicas fueron muy apreciadas y la rosa se convirtió así en un medicamento de elección para las aflicciones de la mente. En el siglo IX d. C., un fuerte tributo de 30.000 frascos de agua de rosas mencionado por Ibn Khaldun da testimonio de los primeros intentos de destilación, pero no fue hasta el siglo XVII que la esencia se destiló por primera vez en la India. En perfumería se utilizan únicamente las variedades Damascena y Centifolia. Según las necesidades, los perfumistas utilizarán sus alcoolates, cercanos al aroma del agua de rosas; sus aceites esenciales, más frescos y florales, o sus absolutos, melosos y especiados.

Nota de salida: Rosa Centifolia 

Nota de corazón: Franquincienso

Nota de fondo: Sándalo

Cécile Zarokian