TABACO
El tabaco (Lat. Nicotiana) es un género de plantas de la familia de las solanáceas. Su uso en perfumería es bastante reciente.
El absoluto de tabaco es obtenido a través de extracción con solventes, este proceso produce un absoluto de color muy oscuro, con un perfil olfativo cálido, ambarado, rico y tenaz. Debido a la presencia de nicotina, el uso de este absoluto está regulado, para evitar su uso, algunos perfumistas han logrado recrear las mismas notas olfativas utilizando la cumarina o la haba tonka.
Este ingrediente presenta una identidad olfativa bastante singular. Al principio, las notas de tabaco son cálidas y bastante suaves. Poco a poco difunden aromas más dulces, en los que se distinguen matices de miel, caramelo o incluso cera. Paralelamente, el olor a tabaco también es muy aromático, con tonos vegetales, secos y resinosos. Emana notas casi animales.
Gracias a su perfil multifacético, el tabaco se mezcla muy fácilmente con notas leñosas, orientales, florales, afrutadas, cítricas o incluso aromáticas. Perfuma notas orientales con su cálido aroma y añade una dimensión aún más profunda a las composiciones amaderadas. Se utiliza como nota de fondo para difundir una estela duradera, o como nota media para enriquecer la fragancia con sus aromas.
Las notas del tabaco se asocian habitualmente a la perfumería masculina por su fuerza de carácter, sinónimo de elegancia y misterio. Confiriendo a los perfumes un carácter aterciopelado y rico.