Amaderado, especiado. En el extracto de cacao Aztèque las notas especiadas frescas y picantes pero aterciopeladas se entrelazan con el sofisticado abrazo de un fondo de notas de cuero, que hacen que la composición sea más compleja y soirée.

Perris Monte Carlo nos lleva a las raíces  del cacao con esta fragancia, una vuelta a la civilización Azteca de América Central. Es conocido que el Dios del conocimiento, Quetzalcoatl, otorgó el grano de cacao a los humanos como un regalo de poder, sabiduría y potente afrodisíaco. Consumido en forma líquida como la Bebida del Emperador, el cacao se especiaba  con guindilla, cardamomo, pimienta y, a veces, incluso se mezclaba con nardo para obtener una sabor similar al chile. Estas virtudes, clarificadoras e intoxicantes, se despliegan en las complejas facetas de Cacao Aztéque.

Desde el principio, nos encontramos con la sensación de calentar entre los dedos especias crujientes y secas. Pimienta negra y rosa un poco picantes y una nota de cardamomo que se eleva en el aire. A medida que el comienzo picante se calma, una flor dulce y sensual florece - tuberosa - su naturaleza indólica domesticada, y en cambio, sus cualidades especiadas, amaderadas, le dan una profundidad naturalista al cacao que se despliega. Cacao Aztéque revela el grano de cacao más allá de lo que conocemos como la barra de chocolate más negro: este es la pulpa llevada a su nivel atómico, hasta la base más contemplativa y conmovedora. Una nota final de  sándalo proporciona un telón cremoso y aterciopelado.

Notas de salida: Pimienta negra, pimienta rosa y cardamomo.
Notas de corazón: Absoluto de ron, orquídea, azahar de China y absoluto de tuberosa.
Notas de fondo: Sándalo, absoluto de cacao y almizcle.