En el siglo XVI fue un misionero el primero en introducir esta mística flor en Francia. Originaria de Centroamérica y cultivada por los aztecas, la flor de la tuberosa era conocida como OMIXOCHITL ("flor de huesos") debido a sus largos pétalos blancos. La tuberosa es el placer prohibido, y sus flores eclosionan por la noche, con frágiles pétalos aceitosos que emanan un poderoso aroma.

Las flores todavía se cosechan cuando son brotes, y es una esencia popular en Egipto, Marruecos, India y Martinica. En el mundo de la perfumería se considera una nota controvertida, pero muchos aman sus cualidades exuberantes. El acorde de la tuberosa se puede hacer limpio y cremoso para satisfacer el gusto de los consumidores, pero la verdadera belleza de esta flor se encuentra en otros aspectos: es oscura, voluptuosa y carnal y sus insinuaciones ahumadas recuerdan el olor embriagador del alcanfor.

Notas de salida: Bergamota, cardamomo, lavanda y gálbano.
Notas de corazón: Tuberosa, jazmín Sambac y gardenia.
Notas de fondo: Azahar, madera de cedro, vetiver y almizcle.

Mathieu Nardin